jueves, 3 de marzo de 2011

No existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos.

Jean Paul Marat



En todo o en casi todo en la vida
está alentado por sueños.

La palabra sueño puede tener una acepción de algo ilusorio-fantástico o imaginativo,
y también como un proyecto donde están implícitas la ilusión, el esfuerzo y la esperanza, entre otras muchas cualidades.

El esfuerzo es una energía interior que nos impulsa a un objetivo.

Por tanto, la visión (entiendase como propósito) es lo que guia el esfuerzo hacia un objetivo.

Todo objetivo se consigue con esfuerzo,
y debemos medir previamente si son alcanzables o inalcanzables.

Un objetivo pequeño se puede alcanzar con un poco de esfuerzo,
y en este caso podemos acomodarnos a lo logrado
o marcarnos otro objetivo.

Un objetivo dificil pero razonablemente alcanzable con (energía-conocimiento-tiempo)
con mucho esfuerzo podrá alcanzarse, si no hay ningún obstáculo (interno o externo) que lo impida.  Normalmente son los obstáculos internos los que más nos hacen tropezar.

Y por último,
un objetivo demasiado elevado, solo puede llevarnos a la frustración.

El factor social (conocidos, amigos) puede motivarnos-alentarnos a seguir adelante
o a poner palos en las ruedas, antes de emprender el camino.

Lo bonito en la vida es que no estamos solos
y podemos coordinar propósitos y objetivos
junto con otras personas (sea familia, sociedad o estado-nación).

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En la vida espiritual hay un factor especial y único,
que Dios obra en coordinación con quien ha depositado su fe en El,
y está a nuestro alcance el poder de Dios,
nunca a nuestro antojo
sino de acuerdo a su voluntad y propósito,
pues solo El es soberano.

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