miércoles, 2 de marzo de 2011

A los hombres se les puede dividir en dos categorías: los que hablan para decir algo, y los que dicen algo por hablar.

Principe Carlos José de Ligne



Sé que no tiene una relación directa,
pero me ha venido al pensamiento una frase
que ahora no recuerdo su autor.

Hay personas que viven lo que merece ser escrito
y que escriben lo que merece ser vivido.

Por supuesto no entraríamos en el terreno de la dogmática sino en el de la literatura.

El proceso entre lo que observamos, recapacitamos, procesamos, pensamos y hablamos,
para luego llevarlo a la acción, puede escapar a nuestro conocimiento,
pero las cosas suelen ser así,
y más aún lo que brota del corazón, sea bueno o malo.

La idea es fundamental,
es la primera chispa que enciende el conocimiento o la imaginación.

Sin ideas no se puede ir a ninguna parte,
hasta tal punto
que aunque sea un murmullo del pensamiento,
puede ser la fuerza motriz que mueva una montaña o un mundo.

Hablar es en cierto modo,
para algunos más que otros,
una necesidad,
que también se puede convertir
en una necedad.

La palabra puede ser transmisora de ideas
o
la palabra puede ser el espacio hueco que suena
para sustituir a las ideas.

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