miércoles, 2 de marzo de 2011

Nadie puede ni debe juzgar a nadie,
ni se puede utilizar la Biblia como un arma agresiva o arrojadiza.

El problema está,
y es lo que desde hace tiempo estamos tratando,
es si podemos exponer esos textos que hablan del pecado y el castigo que comporta la incredulidad en Dios.
Puesto que la sola exposición de esos textos ya crea ampollas.

Ahora bien,
si alguien lo hace o yo lo hubiera hecho,
juzgar y condenar no el pecado sino al pecador,
sin lugar a dudas habría errado,
y no habría otra alternativa justa que pedir perdón.

Pero exponer la Palabra en un foro público de opinión
donde el eje central del tema es Dios,
sería incongruente plantear las cosas a medias,
y más aún
cuando todas-os tienen turno de palabra
y pueden rebatir con argumentos dicha idea
y con la libertad de decir:
No creo en esa doctrina, y por tanto no estoy de acuerdo.

Creo que se ha buscado un problema donde no lo hay.

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