miércoles, 2 de marzo de 2011

Sí, estamos de acuerdo en que al menos tenemos la libertad de escoger entre el bien y el mal.

Pero para afinar un poco más.........................
Quizás lo que deberíamos plantearnos es:
¿Cual es el baremo para determinar lo que es bueno o lo que es malo?
Lo bueno para uno puede ser malo para otro y viceversa.
¿Será el catalizador nuestras opiniones o nuestra propia conciencia?

Sin norma ni ley no podemos conocer lo que es bueno y lo que es malo,
pues la norma determina  si alcanzamos o cumplimos el objetivo o no.
Es el instrumento para evaluar la acción, digamos que el punto de referencia.

La obediencia no es una acción intrínseca en sí,
necesita un mandamiento para medir el resultado.

Aparte de las leyes a las que estamos sujetos al vivir o convivir en sociedad,
pueden haber *leyes propias: "vive y deja vivir". "yo primero". "Que me quiten lo bailao", etc.
pueden haber *leyes establecidas por la sociedad para una mejor convicencia y bien común, (que cada uno respetará o transgredirá, asumiendo las consecuencias)
y también hay *leyes espirituales o divinas (nuestra cultura social y religiosa está principalmente basada en los principios bíblicos, aunque nos cueste aceptarlo).

En primer lugar somos libres o no de aceptar las pautas que nos marcan las leyes externas.
Y si las damos por válidas, razonables y convenientes, entonces somos libre so no de cumplirlas o hacer caso omiso de ellas.

Y por supuesto todo tiene unas consecuencias.
Causa - efecto.

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