Mariano José de Larra

Una vida truncada por su enfermizo romanticismo,
se suicidó a los 28 años.
Tal vez habría sido más provechoso
que hubiera aplicado teorías, doctrinas y sistemas a sus sentimientos.
Un barco sin timón ni capitán solo puede ir a la deriva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.